miércoles, 12 de noviembre de 2014

Los cupuleros

Los cupuleros
Nicmer N. Evans
@NicmerEvans
evansnicmer.blogspot.com

Si existe algo peor que la errática dirección que toma la cúpula del proceso revolucionario es la torpe, fofa y desarticulada dirección de la cúpula de la oposición venezolana. Si alguien pensaba ingenuamente que la designación de Chuo Torrealba ayudaría a recolocar a la MUD en lo popular, y permitiría una agitación de masas que catapultara a la oposición como una alternativa ante el gobierno del presidente Maduro, creo que hoy el tiempo ha permitido que el desencanto sea mucho más rápido de lo que algunos calculamos.

Ingenuo el cupulero opositor que piense que el desencanto con el gobierno de Maduro expresado en las encuestas, automáticamente se convierte en votos opositores. Hoy, con una oposición divida por el propio gobierno producto de la mesa de diálogo por la paz, y que contiene en su seno al pacto del “huevo frito” (AD y PJ), los ahora más progresistas que Capriles (Henri Falcón y su combo), “La Salida” que anda recogiendo firmas para la convocatoria a una constituyente en un show que ni ellos mismos se creen, y la gran mayoría de la oposición de base, descontenta con la conducción opositora, la única manera que pueda ganar unas elecciones  es que dentro del chavismo no emerja una opción que logre capitalizar el descontento en su seno, lo que conduciría a una grave abstención en el seno del proceso revolucionario.

Hoy la cúpula de la oposición se une al gobierno en el interés de la polarización, y en el control del método electoral que favorece a las mayorías y anula cualquier representación proporcional de los diversos factores que nacen del rechazo ante el sectarismo de las cúpulas del poder de los dos polos, en un importante porcentaje, viciadas de corruptela e interés económicos que sobrepasan cualquier interés político de las mayorías.

El riesgo de un voto castigo favorable a la oposición se desvanece cada vez que un cupulero de la oposición habla, y la abstención se incrementa en el momento que un cupulero del gobierno pretende engañar al pueblo traicionando el legado del presidente Chávez.

Si algo tenía claro Chávez era la capacidad de tomar la fotografía adecuada del momento histórico, y tomar las decisiones más pertinentes en pro del pueblo y del proceso revolucionario, hoy en ausencia de ese olfato político, es difícil hacer caso al olfato de un perro viejo que además nunca ha cazado en su vida.


Los nuevos brios que emergen de un sector del chavismo crítico, reclamando rectificación, asumiendo no retroceder ni siquiera para agarrar impulso, conquistando más democracia y participación, transparencia y eficiencia, y que confronta a los cupuleros del gobierno y la oposición, pareciera empezar a articular fuerzas para la concreción de un saldo organizativo rebelde e insurgente. El tiempo permitirá ver si esto cuaja, pero la verdad es que hoy los cupulero están preocupados, desesperados y lanzando zarpazos de pirata ciego, que alarman aún más a una militancia que busca nuevas y mejores opción. 

1 comentario:

  1. En 1989, la elección del opaco Luisinchi, seguido de la repetición del gran corrupto, eran síntomas del agotamiento de los partidos que hasta entonces habían dominado la política venezolana.

    Síntomas objetivos pero no claros, no evidentes, salvo para aquellos que hacían todo lo posible por ocultar el desgaste. Fue necesaria una crisis económica generada en exterior, torpemente manejada por el gobierno, una ciega rebelión popular, torpemente manejada por el gobierno, y rebeliones militares para que los partidos que gobernaban perdieran toda oportunidad de continuar en el poder central. Así, la torpeza frente a situaciones "sobrevenidas" parece ser un indicador seguro del agotamiento político.

    En la década 1989-1999, la torpeza y el vacío político de quienes gobernaban, hizo germinar vigorosamente una alternativa política. Ahora la torpeza y el vacío son compartidos por los que gobiernan y los que se ofrecen como alternativas.

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